Faith.
Waco, Texas, U.S.A.
Correr, solo correr, él aprieta su mano con fuerza, la guía. Correr, solo un poco mas, deben escapar, no sabe por qué, solo corre, él sabe que hacer, siempre lo sabe, él la salvará, lo ve en sus ojos.
Esos ojos.
Faith despierta sin saber bien donde esta, nunca lo sabe bien, son tantos los cuartos de hotel, tantos los camerinos. Le cuesta un momento recordar. Esta en casa, no en su aséptico y minimalista departamento de “Beverly”, sino en su hogar, la casa de sus padres, el hogar donde creció.
Aunque a veces sienta que no lo hizo, que nunca paso de ser la niña soñadora.
Por un momento observa absorta sus viejas cortinas, los peluches, su pequeño tocador que le regalara esa tía vieja de la cual no recuerda el nombre, esa que lleva años siendo “comida de gusanos”.
Se ríe, “Margaret Faith Parker”… diría su madre “Que manera de hablar es esa” seguido de un: “Se te han pegado esas mala costumbres en L.A.”, antes de terminar el día escucharía esas frases de nuevo, eso nunca cambiaba, como su habitación con todo en su lugar, tal como había quedado hacia mas de cuatro años cuando salió a buscar definitivamente su sueño de fama. Se siente tan bien estar en casa, sentirse segura, alejarse del ajetreo de Hollywood, de la prensa y de Henry. Especialmente de Henry.
Baja corriendo las escaleras, el olor del desayuno inunda la casa trayéndole tantos agradables recuerdos de la infancia. Uno de los gatos se cruza con ella, lo toma cariñosamente y entra con él a la cocina.
- Despertaste dormilona - Le dice sonriendo Mrs. Parker. ¡Dios, que bien se siente que ella le hable por la mañana!.- Siéntate que ya te sirvo.
Faith la estrella emergente del cine, el sueño glamoroso de tantos, se acurruca no muy elegantemente en la incomoda silla, vestida con una bata descolorida y pantuflas peludas, con esa sonrisa avaluada en millones de dólares… solo para mami.
El olor, el de los wafles calientes, de la leche fresca, del perfume de mamá… ¿El olor de la tranquilidad?.
Waco, Texas, U.S.A.
Correr, solo correr, él aprieta su mano con fuerza, la guía. Correr, solo un poco mas, deben escapar, no sabe por qué, solo corre, él sabe que hacer, siempre lo sabe, él la salvará, lo ve en sus ojos.
Esos ojos.
Faith despierta sin saber bien donde esta, nunca lo sabe bien, son tantos los cuartos de hotel, tantos los camerinos. Le cuesta un momento recordar. Esta en casa, no en su aséptico y minimalista departamento de “Beverly”, sino en su hogar, la casa de sus padres, el hogar donde creció.
Aunque a veces sienta que no lo hizo, que nunca paso de ser la niña soñadora.
Por un momento observa absorta sus viejas cortinas, los peluches, su pequeño tocador que le regalara esa tía vieja de la cual no recuerda el nombre, esa que lleva años siendo “comida de gusanos”.
Se ríe, “Margaret Faith Parker”… diría su madre “Que manera de hablar es esa” seguido de un: “Se te han pegado esas mala costumbres en L.A.”, antes de terminar el día escucharía esas frases de nuevo, eso nunca cambiaba, como su habitación con todo en su lugar, tal como había quedado hacia mas de cuatro años cuando salió a buscar definitivamente su sueño de fama. Se siente tan bien estar en casa, sentirse segura, alejarse del ajetreo de Hollywood, de la prensa y de Henry. Especialmente de Henry.
Baja corriendo las escaleras, el olor del desayuno inunda la casa trayéndole tantos agradables recuerdos de la infancia. Uno de los gatos se cruza con ella, lo toma cariñosamente y entra con él a la cocina.
- Despertaste dormilona - Le dice sonriendo Mrs. Parker. ¡Dios, que bien se siente que ella le hable por la mañana!.- Siéntate que ya te sirvo.
Faith la estrella emergente del cine, el sueño glamoroso de tantos, se acurruca no muy elegantemente en la incomoda silla, vestida con una bata descolorida y pantuflas peludas, con esa sonrisa avaluada en millones de dólares… solo para mami.
El olor, el de los wafles calientes, de la leche fresca, del perfume de mamá… ¿El olor de la tranquilidad?.
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