Miguel.
Santiago, Chile.
Freddy terminó de arreglar el auto, el cacharro al menos se mueve. Y bastante bien por cierto, la pintura es un asco y el tapiz de los asientos pareciera haber sido atacado por un gato furioso, pero bajo el capó, ruge con su ronco ronroneo de Detroit un motor V8 de 5000cc. Supercargado, trabajado de metales y afinado como para competencia.
-“Chevy Impala, 1977, azul metálico”-.
Mas bien con manchas azules y no precisamente brillantes. La sal y la corrosión le han carcomido la mitad de la pintura, ni siquiera en sus tiempos era un lindo auto, ahora menos. Son 15 años juntando polvo en una bodega grasienta con dos Fiat 600 desarmados y una citroneta de reparto por toda compañía.
Costó menos que un televisor comprárselo al viejo ese, y bastante mas lograr que funcionara, pero se pueden decir muchas cosas de su primo Alfredo menos que no sabe arreglar una maquina. Son 4 años logrando que esas mentadas grúas siguieran trabajando a pesar de ser más viejas que Él.
Sin contar los 23 años de manía tuerca. Ni siquiera dormía en su cuna, siempre prefirió el coche…
Tenia ruedas.
Con su metro ochenta de desgarbada humanidad, cabello pajizo revuelto y casi eternas tiznaduras de grasa y aceite de motores, Freddy, con su humor insoportablemente jovial y completa irresponsabilidad para cualquier aspecto de la vida en la tierra que no implique un motor de combustión interna, estaría lejos de ser el compañero de viaje ideal, pero aun siendo un torbellino de locuras su primo es también un amigo fiel y el hombre mas calificado para mantener el maldito auto funcionando.
Por lo menos la porquería serviría para el viaje, además no habrá que preocuparse de que se lo roben.
“¿Quién querría esa cochinada?.”
Unos buenos neumáticos y listo. Claudio se encargara, para eso tiene dinero.
Freddy y él quieren ir a Machu-pichu, Claudio por la cosa espiritual y su primo por que conoció a un tipo que dice haberse tirado en patineta desde ahí… y él quiere hacer lo mismo.
Sí, ¿Por qué no?, La cosa es recorrer.
Y tratar de ver a Faith.
Quizás en Lima, ¿Cómo? No lo sabe, después de todo no puede llegar y decir:
- “Hello (hola), i`m your one (yo soy tu elegido),
¿Who are you? (¿Quién eres tu)”.
Y ella, al verle, responderle, con lagrimas en los ojos:
- “I`m she (yo soy ella), your one ( tu elegida)”.
Especialmente con su porquería de inglés tarzanesco de colegio de curas tercermundista.
¿O sí?
No, eso no pasa ni en las películas, ni siquiera en las viejas, a lo Bogart. Pero tampoco puede tratar de espiarla como un sicótico, para ver si ella hace algo.
-“Señor García, la orden de restricción le impide acercarse a menos de 500 metros de miss Parker. Se levanta la sección.”-.
Eso seria una pesadilla.
¡“Bah”!.
Después de todo nunca a estado a menos de cinco mil kilómetros de ella.
Ya pensará en algo.
lunes, 20 de abril de 2009
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